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Con la llegada del mes de marzo los cannabicultores de las zonas más cálidas de España ponen en marcha la maquinaria agrícola. Es la hora de la siembra para comenzar el cultivo de exterior. Una nueva campaña se abre a nuestras puertas. Si hemos realizado correctamente las labores de pre siembra no queda más que seguir los ciclos de las plantas. Eso sí, siempre pendientes de que nada extraño pueda suceder y cubriendo con cariño todas las necesidades que pueden presentar.

La huerta de Valencia recién sembrada
La huerta de Valencia recién sembrada


El cultivo puede comenzar de dos formas distintas: germinación o siembra directa en semilleros o macetas. La germinación de semillas consiste en proporcionar el agua necesaria a la semilla para que comience el proceso germinativo. Para nosotros, el mejor método para brotar es poner las semillas en algodones o trapos húmedos. Una vez germinadas se siembran en el substrato preferido. Por otra parte la siembra directa en semilleros es la que más me agrada de ambas, y la forma natural de proceder. Las semillas germinan solas en el medio sin tener que tocar el delicado germen.

Para hacer un “plantel” es preferible utilizar semilleros alveolados. Estos se rellenan de cualquier tipo de substrato para plantas y se siembran directamente en él, a razón de una semilla por alveolo. Las semillas se han de enterrar de 5 milímetros a 1 centímetro de profundidad. Con menos profundidad la semilla se quedaría en la superficie y el sol la deshidrataría impidiendo su germinación. Si las sembramos a más de 1 centímetro, la vitalidad de la semilla para brotar puede agotarse antes de llegar a la superficie. Después de sembrar y hasta que las trasplantemos es imprescindible controlar que se mantenga alto el nivel de humedad de substrato. Sin llegar a encharcamientos, pues de lo contrario se pudrirían las semillas.

Carretilla cargada con sustrato casero
Carretilla con sustrato casero para la siembra

Debido al poco volumen de los alveolos y al fuerte efecto de evaporación que el sol provoca hace que se reseque el substrato y se frene por tanto la germinación. A veces hasta el punto de provocar que algunas semillas de Cannabis que queden por germinar no lo hagan nunca, e incluso la muerte de otras que ya hayan germinado. No te confíes sobre todo los días de fuerte aire.

El sustrato que vayamos a utilizar debe ser lo más equilibrado posible y sin enriquecimiento químico si lo queremos hacer lo más natural posible. Podemos elaborarnos nuestro propio substrato para semillero compuesto de Compost maduro o mantillo 35%, Turba 35%, Vermiculita 25% y Perlita 5%. La turba o tierra la podemos sustituir por Fibra de Coco para el cultivo. El inconveniente de la fibra de coco es que puede retener una alta salinidad, lo que la convierte en perjudicial para suelos ya salinos.

Las plantas que germinan y brotan en un semillero a pleno sol nacen más robustas y sanas que las germinadas en algodón, hay pues pocas razones para no sembrarlas directamente en un substrato. Dependiendo del tiempo y de la genética que tenga cada semilla, la duración de la germinación será mayor o menor. Algunas semillas tardan un escaso par de días en germinar, sin embargo otras pueden llegar a tardar incluso más de quince días. El momento de la siembra será en luna descendente y en creciente, y en un día de flor. Se realizará al atardecer favoreciendo así el recogimiento de las energías en el interior de la tierra para mejorar y acelerar los procesos de enraizamiento.

Mano poniendo semilla en maceta para la siembra
Momento de la siembra en semillas

Es muy importante etiquetar las semillas plantadas en cada semillero con el fin de facilitar el trabajo selectivo posterior. Muchos cannabicultores pierden genética que era de su agrado por no haber realizado un correcto etiquetado de sus plantas. Las variedades que sembremos deben estar acordes a nuestras necesidades de cultivo, de consumo, de gourmets, ….

De nada sirve plantar sativas puras de larga e infinita floración en zonas frías porque el frío temprano evitará que las podamos cosechar con éxito. Lo mismo ocurre si plantamos en suelos calcáreos variedades con cierta intolerancia al calcio a los suelos básicos. Pueden sufrir bloqueos y padecer clorosis férricas. Si plantamos en zonas de clima templado y húmedo es más que probable que terminemos padeciendo en el momento de la floración el odiado oídio. La elección de variedades resistentes al hongo oídio puede jugar en nuestro favor a la hora de obtener una exitosa e inmaculada cosecha.

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