Los nematodos son organismos simples pseudocelomados en su mayoría, y recubiertos por una cutícula proteínica. Su tamaño es muy variado y pueden medir entre 0,2 milímetros hasta alcanzar algunas especies más de 8 m de longitud. Este es el caso de la hembra de la especie Placentonema gigantissimum que vive en la placenta de los cachalotes. Sin embargo, la gran mayoría de especies que viven en la naturaleza miden menos de 2,5 milímetros de largo.
¿Cómo reconocer a los malos?
No todos los nematodos son los que nos interesan. Algunos son ayudantes del hortelano al controlar también a los propios nemátodos fitopatógenos. Estos son los que nos interesa su estudio pues pueden atacar a nuestros cultivos.
Son gusanos alargados cuyos extremos se estrechan gradualmente y no están segmentados, aunque a veces lo estén superficialmente. Su color normalmente es transparente con destellos brillantes. No presentan una cabeza bien diferenciada, el cerebro es anterior y los órganos de los sentidos se encuentran principalmente en los alrededores de la boca.
¿Cómo atacan a las plantas?
No solo se limitan a parasitar plantas, otras muchas especies son carnívoras. Algunas especies que viven en el mar o ríos se alimentan de bacterias, diatomeas, hongos y algas marinas. Otras especies viven en la materia orgánica en descomposición (estiércol, cadáveres) y en realidad se nutren de bacterias y hongos. Algunas especies son necrófagas, ya que se alimentan de cadáveres de pequeños animales o plantas muertas.
Podríamos afirmar que los Nematodos son el grupo de seres que más bacterias y hongos consumen. Esto provoca que tengan un papel muy importante dentro de las cadenas tróficas.
Las especies fitófagas parasitan a las plantas por sus raíces provocándoles atrofias. Esta invasión impide el desarrollo correcto del sistema radicular, llegando a provocarle la muerte en casos extremos. En suelos donde se practica agricultura ecológica es muy extraño ver un ataque serio de nematodos. La rotación y asociación de cultivos juega un papel muy importante en su control.
Métodos de control
Tratando con productos biocidas lo más que conseguimos es exterminar la vida del suelo y reducir algo la población de nematodos. Los nematodos ante condiciones adversas bajan a perfiles más profundos del suelo donde no actúan los productos fitosanitarios. Allí se enquistan, permaneciendo en estado latente hasta que las condiciones les son favorables. Podemos intercalar en los cultivos tagetes, como método preventivo y combativo a la vez,. Tienen cierto efecto nematicida, así como utilizar tortas de nim mezcladas en el sustrato.
Lucha biológica con microorganismos
Existen multitud de microorganismos que son patógenos para los nematodos. Algunas bacterias como la Pasteuria Penetrans y otros procariotas pueden inhibir e incluso erradicar el desarrollo de nematodos en el suelo de cultivo. Sus mecanismos de defensa de los cultivos lo realizan por medio de la segregación de determinadas sustancias que les son nocivas, en forma de toxinas. Metabolitos o fermentos que llegan a destruir las puestas de huevos antes de su eclosión o en otras fases de su crecimiento, dependiendo especie.
Otros tipos de microorganismos como son determinados géneros de hongos como la Arthrobotrys oligospora y Nematophtora gyophila, llegan a formar complejas estructuras miceliales que llegan a inmobilizar y destruir a los nematodos. Existen otras especies de hongos como los del género Verticillium spp, Gliocladium spp ó Paecilomyces spp que llegan a penetrar y destruir huevos, a las hembras o incluso a nematodos enquistados, siendo en este último estado tremendamente difíciles de combatir.
También existen otro tipo de organismos que son predadores o antagónicos a los nematodos fitoparásitos, como son determinadas especies de microartrópodos, nematodos del género Dorylaimida y Monochida, y también protozoos. El uso de materia orgánica es indispensable para realizar una eficaz vacuna contra los nematodos fitoparásitos. En un gramo de compost maduro puede haber miles de millones de microorganismos. Con lo que al añadir este al suelo estamos realizando inoculados de diversas especies parasitarias o predadoras de fitonematodos, cuya interacción equilibrarán la balanza a nuestro favor, conllevando a un equilibrio de las colonias presentes en el suelo.