Hasta ahora los cannabicultores españoles nos hemos dedicado a copiar al máximo las técnicas Holandesas de cultivo sin parar a pensar si son las más adecuadas para el cultivo que vamos a realizar: cultivo casero de marihuana. El cultivador de Cannabis siempre ha ido de un lado a otro defendiendo entre otras cosas el gran potencial ecológico que tiene la planta de Cannabis Sativa L.: como planta que limpia los suelos, productora de fibras naturales de alta calidad y resistencia, materiales para la bioconstrucción, y un largo etcétera. Hasta ahí bien, todo correcto por parte del cultivador.
Pero luego vas recorriendo cientos de cultivos en busca de no sabes muy bien qué, y te encuentras que gran parte de la gente que alaba a la planta a nivel ecológico cultivan su propia marihuana con técnicas de cultivo químico. Lo siento pero es una actitud que no comparto por una serie de razones que me llevan a pensar en la inexistente gallina de los huevos de oro: ¡No existen cogollos de kilo!.
Se intenta dopar a las plantas para que rindan más, sin preguntarse los efectos que ello puede provocar en las plantas primeramente, y después en aquellos que las consumen. Las plantas desde su existencia tienen su propia forma de alimentarse. Para alimentarse necesitan que el medio en el que viven les proporcione todo lo necesario para poder realizar su ciclo vital. Necesitan un suelo fértil en el que desarrollarse. El mantenimiento de un suelo fértil es, por tanto, la única misión que debe realizar el agricultor en relación con la alimentación de las plantas. En cambio, este se empeña en pseudo alimentar a las plantas a base de quimioterapias, prescindiendo de la materia orgánica, tan vital para el mantenimiento de la fertilidad de los suelos.
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Problemas con los cultivos químicos
Los cultivos que han sido realizados con productos químicos de síntesis muestran variaciones en la composición de sus tejidos con respecto a aquellos abonos que han seguido en la línea ecológica. Esto tiene efectos secundarios. Por un lado sabemos que la nueva composición esconde en su interior moléculas de compuestos que son tremendamente cancerígenos para el ser humano. Por otro lado al modificar la composición las hacemos más apetitosas a las plagas.
Del primero de los efectos, es decir, en lo relativo a la salud humana no puedo decir más por carecer de la información adecuada. Los cultivos químicos tienen un sistema inmunitario más débil que los cultivos ecológicos, siendo por tanto mucho más sensibles al ataque de las plagas más comunes. Los cambios en la composición hacen que algunos insectos muestren cierta predilección por las plantas que hasta entonces no les había hecho caso.
Ante el invasor, el agricultor aplica una retahíla de productos fitosanitarios químicos, con un elevadísimo potencial biocida. No solo se carga la plaga, además mata en gran masa a la fauna útil que pudiera morar por los alrededores, fauna que ella solita es capaz de controlar el arranque de una plaga. Al no existir predadores beneficiosos otros insectos nocivos para las plantas, encuentran en el cultivo un sitio idóneo donde alimentarse. Sin ser molestado por ningún predador o parásito encargado de defender nuestro de forma natural. Nuevamente el remedio ha sido peor que la enfermedad. Ahora hay que tratar una nueva plaga que se ha establecido, y así sucesivamente por los siglos de los siglos….
Plantas auxiliares y biodiversidad
La instauración de monocultivos es otro gran problema que se une a los anteriores. Los monocultivos provocan agotamiento en los suelos a la vez que provoca un aumento del riesgo de padecer plagas, sobre todo de nematodos. Los nematodos son pequeños gusanos del suelo que parasitan a la planta por las raíces, pudiendo llegar a provocar graves lesiones a la planta, incluso la muerte. Los monocultivos presentan un gran inconveniente, para mí padecer el peor de todos, la continua pérdida de biodiversidad.
La naturaleza ha sabido mantenerse siempre en equilibrio en ausencia del ser humano. Nuestro paso por ciertos lugares ha dejado un rastro lamentable y penoso de una tremenda desertización y contaminación ambiental. La pérdida de biodiversidad aumenta cuando el agricultor planta variedades híbridas en detrimento de variedades autóctonas, están más que adaptadas a esas condiciones de cultivo. Las variedades híbridas y las plantas auxiliares les pueden resultar más sabrosas a los bichos por lo que todavía aumenta más aún el riesgo de padecer una plaga.
Técnicas convencionales de cultivo
Como hemos podido ver, las llamadas técnicas modernas de agricultura convencional resultan ser la pescadilla que se muerde la cola. Convierte la agricultura (cultura del campo) en una guerra infernal, en un ciclo infernal. Desde varias décadas la Agricultura Convencional viene potenciando una política con vistas tan solo a un aumento de producción e intensidad de los cultivos. No se plantean la excesiva explotación del suelo que ello conlleva, así como la degradación del mismo, del agua, de las plantas y de las sociedades que se alimentan de ellas.
Existen pocas razones, sobre todo sanitariamente, para no realizar nuestros cultivos caseros de marihuana con métodos ecológicos. Aquellos que mantienen fijas sus ideas discrepando conmigo en cuanto al cultivo químico. Considerándome como el raro e incluso a veces de pillado, alegan que el cultivo con productos químicos es mucho más productivo y menos laborioso. Esta afirmación es en parte cierto, pero ¿es tan importante la producción?, si hablamos de kilos evidentemente sí, pero como nos referimos a unos cuantos gramos, en una planta de gran porte puede suponer cien gramos más. En cuanto al trabajo sí que puede resultar un poco más laborioso, pero no mucho más. Si le añadimos las reducidas dimensiones de nuestro vergel cannábico aún se hace más incomprensible el no querer intentar cultivar tu marihuana con ciertos métodos que le den mayor salud y calidad, en resumen cultivar con una mayor naturalidad.
¿En qué consiste el cultivo ecológico?
La agricultura ecológica trata, en el mayor grado posible, de crear un ecosistema cerrado, es decir, que la finca sea autosuficiente. Se intenta de potenciar la vida de la finca (agroecosistema), ya que se entiende a la misma como un organismo propio. Es un conjunto de cofactores que actúan en sinergia potenciando un equilibrio natural. Como la gran mayoría de cannabicultores solo dispone de una pequeña terraza o balcón, o como mucho de un jardín, hablar de agroecosistemas ecológicos cerrados es nulo.
Biodiversidad para luchar plagas
Como mucho podemos potenciar la biodiversidad de nuestras terrazas y jardines intentando tener el mayor número de plantas de diferentes especies posibles. Sobre todo de plantas que alojen a la fauna útil (hiedra, poleo-menta, bledo, correhuela, madreselva, diente de león, anís, trébol, hinojo, mostaza, ortiga, …). Y aquellas que sepamos actúan como repelentes (ruda, albahaca, artemisa, berro, tagetes, tanaceto, euphorbia lactea y lathyris, capuchina, …). Colocando macetitas por donde podamos, dando un punto vistoso y alegre al entorno en el que vivirán nuestras marías. De paso, disimularemos la marihuana entre tanto verde y flores multicolores y multiformes: cuanto más verde haya menos resaltarán las plantas.
Abonos y nutrientes orgánicos
En cuanto al suelo, el agricultor ecológico lo mima con sumo cariño y cuidado, de hecho lo considera como el aparato digestivo de las plantas. Al contrario que en la agricultura convencional, que basa la nutrición de las plantas como mero aporte de nutrientes para plantas, considerando al suelo pues como un simple soporte de las plantas. En la agricultura ecológica lo que se intenta es crear un suelo fértil y potenciarlo, en vez de fertilizar a las plantas. Consiguiendo un suelo fértil y equilibrado, las plantas tomarán de él de un modo constante y natural aquello que vayan necesitando.
Manteniendo y potenciando la fertilidad del suelo se evita que este se agote y acabe erosionándose. Para ello se utilizan diferentes técnicas de cultivo y de fertilización orgánica. Con las primeras conseguimos multiplicar el trabajo realizado evitando la mayor pérdida de agua y nutrientes posibles. Con una adecuada fertilización orgánica se aumenta el contenido de nutrientes del suelo y se potencia la actividad biológica, principalmente.
Respetar la profundidad del terreno
Las labores a realizar en el suelo siempre son superficiales, nunca en profundidad. La profundidad de la labor no debe ser superior a 20 o 30 centímetros. En esta capa es donde se alberga la mayor vida del suelo, al voltearlo se retardan procesos consiguiendo retrasar también los cultivos. Para realizar labores en superficie es ideal utilizar un labrador de mano, de venta en tiendas de jardinería y grows. Para evitar mayores pérdidas de agua, y asegurar un mayor aprovechamiento del agua utilizada se realizan acolchados o mulching. Estos se hacen bien con paja, restos de podas, con cartón, cortezas de árboles, …, y en general cualquier material orgánico. Con ello se evita que el suelo esté desnudo y por consiguiente desprotegido ante la inclemencia de los potentes rayos solares del caluroso verano.
Pilar principal, el uso de abonos naturales
La fertilización orgánica se basa principalmente en dos acciones: el cultivo de abonos verdes o plantas con un enraizamiento profundo, y la incorporación de abonos con ingredientes orgánicos autorizados. Los abonos verdes más usados son el cultivo de habas forrajeras, nabos forrajeros, la asociación avena-veza, los tréboles, y en definitiva gran parte de gramíneas y leguminosas. En el caso de las leguminosas se obtiene, además de la celulosa una vez compostada, nitrógeno que fijan a través de una asociación simbiótica –de mutuo beneficio- con las bacterias de los géneros Rhizobium y Bradyrhizobium. La mayoría de las gramíneas aportan mucha materia orgánica en forma de celulosa.
Los abonos orgánicos pueden ser comerciales o realizados por nosotros mismos. Uno de los mejores abonos que existe es el compost. Este puede variar su composición dependiendo de los materiales utilizados en su elaboración, así como el grado de descomposición y la forma en que ha sido compostado. El montón de compost se puede realizar con materiales vegetales o animales, o con ambos, incluso con lana, pelos, cartón, papeles, restos orgánicos de casa, …
Cuidado: Solo productos con certificado ecológico
Existen en el mercado muchas empresas dedicadas a la producción de fertilizantes que venden sus productos bajo el nombre BIO y ECO, sin ser productos permitidos en agricultura ecológica. He visto a numerosos cannabicultores estar orgullosos de sus cultivos BIO cuando en realidad estaban cultivando con productos que son químicos 100 %. Lo único que con el prefijo BIO delante, lo que los hace un poco engañosos de cara al cannabicultor.
Intenta informarte en tu grow sobre que productos son ecológicos y cuales no. Aunque a veces la profesionalidad de ciertos grows deja mucho que desear. No intento satanizar a los dueños, hay muchos que están regentados por auténticos profesionales que se pasan todo el día informándose e intercambiando información. En cambio hay otros casos que no saben ni como se coge una azada y lo peor es que parece que ni les importa.
Sobre la gran mayoría de los temas que he comentado hablaremos más extensamente en próximos números. Así es que comienza a cambiar tu chip, y dales una vida saludable a tus plantas, que no sean VACAS LOCAS.
ola buenas.
estoy interesado en el cultibo ecologico del cannabisy me gustaria saber algun tipo de abonos de floracion naturales entre varios.
gracias
Exelente articulo !!
Muy recomendado !