Para cualquier persona que quiera iniciarse en el mundo de la cannabicultura siempre aconsejo que partan de semillas de marihuana y no de esquejes. Los primeros cannabicultores españoles que partían de semillas de variedades puras que llegaban a sus manos procedentes de diferentes partes del mundo.
Hoy día, la gran mayoría de cannabicultores españoles parten de comprar semillas de marihuana en establecimientos parecidos a jardinerías pero especializadas en el cultivo de cannabis, los Grows shops. Otros muchos tiran de esquejes y cada día son más populares pero ilegales de vender en España. En estas líneas vamos a centrarnos en las semillas.
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¿Quién inventa las variedades de marihuana?
Las semillas comerciales están producidas por Bancos holandeses, suizos, canadienses y españoles, estos últimos han tenido una gran aceptación entre los cultivadores. Los primeros Bancos holandeses pioneros en la producción semillas de marihuana. Iniciaron su trabajo a partir de diferentes variedades de marihuana de todas partes del mundo. Sobre todo a partir del trabajo realizado por cannabicultores norteamericanos clandestinos durante las décadas comprendidas entre los 70 y 90.
Actualmente el número de bancos existente es muy elevado. Muchos de estos bancos se dedican a intentar imitar a los pioneros o bien crean sus propias variedades a partir de variedades de estos.
¿Cómo crear nuevas genéticas?
En la naturaleza se dan dos formas de reproducción: sexual y asexual. La marihuana puede reproducirse de ambas formas: polinización (sexual) y por medio de esquejes, acodos, injertos (asexual). Durante este pasaje voy a dedicarme exclusivamente a hablar sobre la polinización.
Casi todo cannabicultor se ha planteado alguna vez en crear su propia genética de cannabis. Escogen a una hembra y la polinizan sin más con el polen obtenido de un macho. Evidentemente los resultados de este cruce pueden ser o muy buenos o pésimos. Para crear una variedad se debe conseguir una estabilidad genética a base de un meticuloso trabajo de selección de ejemplares tanto madres como padres. Esto supone un número de plantas excesivo y tener que ir rechazando patrones que supongan una degeneración por causas de consanguinidad.
El fin es obtener una genética que se mantenga estable de padres a hijos. O sea, que los hijos han de semejarse en todas sus características a sus padres, al igual que hacen los criadores de perros. Las características que debemos buscar son aquellos ejemplares que a razón de nuestro microclima, suelo, condiciones hídricas, plagas o infestaciones de todo tipo, …, se hayan adaptado mejor, sufrido menos, tengan más potencia, se hayan desarrollado más y con una menor exigencia alimentaria.
Esto no quiere decir que escojamos las plantas más grandes. Si no aquellas que tengan el mejor estado sanitario con el menor esfuerzo invertido por parte del cannabicultor. O sea, mejor salud con menor trabajo y gasto económico. Haciendo un buen trabajo de selección no debe haber una degeneración en las cualidades de nuestra hierba. Este trabajo puede ser compartido por cannabicultores de la misma zona. Siempre atentos de que el número de plantas con las que trabajar no sea excesivo desde un punto de vista jurídico.
Diferentes métodos de polinización en cannabis
Se conoce como polinización al momento en el que se produce una transferencia del polen desde las flores macho a las hembra. Los estambres de las flores masculinas generan un pequeño polvo conocido como polen que al introducirse en el estigma o pelos de las flores o cogollos hembra las deja ‘preñadas’ fecundando los óvulos. Con el paso del tiempo aparecerán las semillas que necesitarán unas semanas para madurar por completo. En la marihuana existen diversas técnicas para polinizar cogollos:
Polinización no controlada.
La polinización no controlada consiste en la libre polinización del macho a través del aire, dejando que libere todo el polen que contiene. Esta es la forma que se utiliza en las regiones productoras de marihuana. Pero como aquí cualquier vecino cercano puede estar también cultivando marihuana, lo mejor es no utilizar esta forma. Existe el riesgo de interferencias genéticas y además los cogollos obtenidos están repletos de semillas y pierden potencia y cualidades organolépticas.
Polinización semicontrolada
Esta forma de polinización también es aérea y consiste en detectar los machos cuando comienzan a florecer. Entonces se secciona toda la planta macho excepto un par de ramas a las que se dejará que liberalice el polen. La polinización de los cogollos en este caso es menor, se obtiene un número muchísimo menor de semillas y la calidad de la hierba no disminuye tanto. El inconveniente es que se polinizan también todas aquellas plantas que estén cercanas al macho, aunque en un grado mucho menor.
Polinización controlada
Ante la imposibilidad de cultivar machos en zonas alejadas a la población para evitar polinizaciones indeseadas, no nos queda otra que cultivar machos cerca de hembras con el peligro que ello supone. Desde que comienza a florecer el macho hasta que abre sus primeras flores transcurren de dos a tres semanas.
Muchos cannabicultores esperan hasta que las flores de las puntas de las ramas estén a punto de abrir, entonces las cortan y las ponen en un jarro con agua que renuevan asiduamente, les ponen un papel alrededor para evitar que el polen caiga sobre el agua, y al cabo de una semana casi todas las flores han liberado el polen que contienen, entonces lo guardan y esperan el momento de polinizar. El momento de la polinización es algo preciso, pues si lo hacemos demasiado tarde podemos encontrarnos que las semillas no han llegado a su madurez y la planta ya está para ser cosechada.
El momento ideal es cuando la planta lleve sobre dos semanas produciendo flor. Entonces seleccionamos de aquella hembra o hembras que queramos polinizar las ramas que consideremos. Yo prefiero las de arriba, con un pincel o los dedos frotamos las flores hembras de estas ramas con el polen recolectado del macho. Le ponemos un lazo a las ramas polinizadas y cuando cosechemos recogeremos y guardaremos debidamente las semillas que hayan salido.