Llegado determinado momento de la fase de crecimiento es necesario comenzar el mantenimiento de las plantas. Con esto logramos que continúen con un sano y equilibrado desarrollo, sobre todo si el cultivo se realiza en macetas. También es momento de realizar determinadas podas de formación si se cree conveniente o necesario. Procuraremos una mejor estructura que evite roturas y mejore de forma general el crecimiento de las ramificaciones.
¿Por qué se hacen las podas?
Las plantas de marihuana están dotadas de un potente sistema de raíz pivotante. Esto hace que las raíces del cannabis penetren con gran fuerza en el suelo de cultivo. Si cultivamos en macetas las raíces colonizarán muy pronto el sustrato dada su vigorosidad, conllevando a la deficiencia de nutrientes y cese del crecimiento por parte de la planta. Evidentemente si no reponemos estos nutrientes la planta dejará de crecer e incluso puede llegar a morir por inanición.
Dependiendo del tipo de substrato y fertilizantes utilizados, el cultivo se podría quedar sin fuerza suficiente para mantener tanto follaje. Deberemos ir realizando podas periódicas o trasplantarla a tiestos más grandes. Para mí es mejor, aunque menos práctico, realizar continuos trasplantes a contenedores cada vez mayores, para a falta de un mes de iniciar la floración realizar el último trasplante con un abonado específico para floración.
Otro problema con el que podemos encontrarnos en plena fase de crecimiento es precisamente un excesivo crecimiento vertical por motivos de insuficiencia lumínica o lo que es lo mismo fototropismo. También podemos encontrarnos un crecimiento desajustado como motivo de una excesiva ramificación. Esto se puede dar tanto en esquejes enraizados como en plantas que revegetan tras iniciar la fase de floración e interrumpirla como consecuencia del aumento de las horas diarias de luz. En estos casos es conveniente realizar podas de formación para proporcionarle una estructura más adecuada a las plantas acorde a nuestras necesidades de cultivo.
¿Para qué sirve y qué beneficios tiene podar?
Una poda adecuada es esencial para que las plantas cultivadas en determinadas condiciones desfavorables, desarrollen una estructura fuerte y una forma deseable que les permita aumentar la producción. Aquellas plantas que cuando son jóvenes les proporcionamos las medidas de poda apropiadas precisan menos podas correctivas en su madurez.
El uso de una técnica adecuada es esencial, porque de lo contrario una poda deficiente y mal realizada puede causar daños perdurables. Se debe establecer una buena estructura de ramas. Las ramas estructurales son las que forman el esqueleto de la planta adulta.
El objetivo de una poda de formación es el de conseguir un tronco fuerte, con robustas ramas espaciadas, y en algunos casos aumentar el volumen de masa vegetal con la menor altura posible. Además reducimos la posibilidad de que sean vistas por ojos ajenos. Las podas correctas eliminan aquellas ramas débiles que resultarán casi improductivas, centrándose en la formación de aquellas sobre las que recaerá todo el peso de la producción. Reduciremos el consumo de nutrientes o abonos para plantas y el que utilicemos será aprovechado con mayor efectividad.
Hojas que nunca se deben podar
Al principio de la era cannábica, cuando apenas disponíamos de bibliografía escrita, un error común dado entre los cannabicultores era el de confundir podar con quitar las hojas grandes unidas al tallo. Las hojas de cada rama son las encargadas de producir el alimento suficiente para mantener a dicha rama viva y en crecimiento, por lo que si las quitamos estaremos frenando el crecimiento de las plantas.
La eliminación de demasiadas hojas puede causarle «hambre» a la planta, reducir drásticamente su crecimiento e incluso puede llegar a perjudicar su salud. A un mes de iniciar la floración no es conveniente realizar poda alguna. Por eso los meses de junio y julio se convierten en primordiales a la hora de estructurar a nuestras plantas de marihuana.