Agua bendita y tan bendita sobre todo si escasea. Todos estamos ya al tanto de los problemas que existen hoy en día en casi todo el mundo debido a la sequía, a la falta de agua. Y pasa en todos los campos, ya sea agua potable y tratada para consumo humano o para agricultura, industrias, etc. Se dice y se comenta que las próximas guerras y conflictos internacionales van a ser debidos al control del agua. Hoy somos pocos los que hacemos un uso ecológico del agua. Digo esto porque en la gran mayoría de casas de este país se malgasta más del 70% del agua que usamos. De nosotros depende más o menos el hacer un uso razonable del agua, es un bien de todos y no solo de unos cuántos…
Con la práctica y la observación se aprende rápidamente y se aprovecha mejor cuanto hemos leído o escuchado de otras personas más experimentadas. Se acerca el verano, época en la que el calor hace necesario un riego casi constante. Muchas son las veces que nos preguntamos cómo y cuándo deben regarse los cultivos. Esto depende en primer lugar del tipo de plantas que vamos a cultivar, debido a la gran diversidad de especies y sus exigencias. Seguidamente de las condiciones climáticas de cada comarca (más fría o cálida, más lluviosa o seca…). Por último de las características de la tierra del terreno donde cultivamos (si son suelos arcillosos, arenosos o francos).
Vamos a citar varios ejemplos de técnicas de ahorro de agua para nuestros cultivos de cannabis. La agricultura junto a la industria, son los mayores consumidores de agua en la sociedad actual. Así que intentaremos que no se diga lo mismo de la cannabicultura.
Contenido
- 1 Elección del mejor sustrato o terreno
- 2 La especie, genética o método de cultivo influye
- 3 Riegos automáticos por goteo
- 4 Mezclar materia orgánica
- 5 Hongos micorrizas en las raíces
- 6 La forma y momento de regar
- 7 Usa el agua de lluvia
- 8 Sombrea el terreno y la raíz
- 9 Ahorra agua por el planeta
- 10 La sequía, una amenaza real
- 11 ¿Para qué necesitan el agua las plantas?
Elección del mejor sustrato o terreno
Lo primero que hay que tener en cuenta es el suelo. Tenemos que saber que tipo de suelo tenemos. No es lo mismo cultivar en un suelo arcilloso donde la tierra llega retiene con gran facilidad el agua e incluso tiende al encharcamiento. Si regamos abundantemente podemos echar al traste nuestras plantas por el posible peligro de asfixia de las raíces. Es mejor comenzar en suelos arenosos donde el agua se drena rápidamente y hay que regar más a menudo, ya que el suelo tiende a secarse antes. Recuerda que siempre puedes comprar sustrato para mejorar las propiedades del suelo y que sea más fértil para tus plantas.
El suelo se debe dejar secar moderadamente entre 2 riegos para estimular a que las raíces busquen agua en profundidad. Así se harán más resistentes al riego escaso o nulo. Para una mejor penetración del agua evita la compactación de la tierra. Puedes hacerlo pinchando el terreno con una horca especial para airear en superficies pequeñas lo suyo es que se penetre como mucho un palmo.
La especie, genética o método de cultivo influye
También influye el tipo de planta que cultivemos. No todas las plantas requieren la misma cantidad de agua. Habrá que tener en cuenta primero el tipo de suelo y segundo la variedad que vayamos a cultivar. Las plantas que son abonadas con fármacos agrícolas necesitan más cantidad de agua que las que son alimentadas con abonos orgánicos. El exceso de alimentación, sobre todo de nitrógeno, provoca un mayor crecimiento con el consiguiente aumento en el consumo del agua.
Eliminar las hierbas adventicias porque son grandes competidoras por el agua del suelo. Si regamos poco, saldrán menos hierbas. Crecen muy rápidamente y compiten con nuestras plantas por el agua, esto pasa cuando nuestras plantas son pequeñas. Cuando ya han crecido no hace falta eliminar las hierbas, ya que incluso protegerán el suelo del sol evitando así la evaporación del agua.
Riegos automáticos por goteo
El riego por goteo, está consiguiendo los mejores rendimientos con el mínimo uso de agua. Permite que cada planta tenga el grado de humedad óptimo en todo momento, pudiendo regularse en cada período de su ciclo vegetativo. Otra forma de ahorrar agua es instalando riego por goteo con un temporizador eléctrico. Programaremos según las necesidades de agua de nuestro cultivo. El riego por aspersión o con manguera produce más pérdidas que el riego por goteo o las cintas de exudación.
Mezclar materia orgánica
La incorporación de materia orgánica facilita la retención de agua en el suelo haciendo un efecto esponja. Es muy favorable tanto para los suelos arcillosos como para los arenosos o pedregosos. El acolchado del suelo protege la tierra de la compactación a causa de la lluvia y el viento. También protege al terreno de la insolación evitando la evaporación de la humedad, lo nos permite ahorrar agua de riego. Además facilita que las lombrices y otros organismos estén activos en la parte más superficial de la rizosfera. Podemos utilizar diversos materiales para el acolchado del suelo (mulching), como por ejemplo.
- Paja
- Restos de cosechas
- Roca volcánica o piedras
- Cartones o papel libres de tintas y químicos
- Corteza de pino
- Algas del mar que no estén contaminadas
Los esenios ya usaban hojas secas y toda clase de materiales para cubrir la tierra, y con este acolchado impedían la desecación por capilaridad –la ascensión a la superficie de la humedad de la tierra- producida por la sequedad del aire, el viento y el sol. Hay que tener en cuenta que los esenios vivían alrededor del Mar Muerto. En medio del desierto más seco del mundo, en un lugar remoto y casi inaccesible desde las zonas habitadas. Sin suministro de agua, y en cambio cosechaban hortalizas y frutas lozanos árboles, escapando de los romanos, los impuestos y la represión.
Acolchado verde nitrogenado
El acolchado verde es otra alternativa para no tener desnudo el suelo y evitar la evaporación del agua. Se vienen utilizando leguminosas, la que mejor nos iría en nuestro caso es el trébol. El trébol puede crecer junto nuestras plantas sin estorbar el crecimiento de estas. Otra ventaja es que las leguminosas absorben nitrógeno atmosférico y lo incorporan al suelo gracias a las bacterias nitrificadoras que viven en sus raíces.
Hongos micorrizas en las raíces
Las micorrizas ejercen un papel muy importante en plantas que puedan padecer de estrés hídrico. Ayudarán a las plantas a duplicar su pan de raíces y a obtener agua con mayor facilidad. La dosificación y periodicidad del riego debemos de tenerlo en cuenta. Un riego continuado hará que la planta enraíce superficialmente, provocando que en días de mucho calor la planta note más la falta de agua. Si por el contrario regamos de vez en cuando y el día que regamos lo hacemos abundantemente estaremos haciendo que la planta enraíce profundamente y no tengamos tantos problemas los días de calor intenso…
La forma y momento de regar
El momento preferible del día para regar en verano es a partir de las 19,30 horas. Regar las plantas antes de esas horas es un derroche, pues las plantas no aprovechan suficientemente los riegos. Esto no quiere decir que si es necesario regar antes por evitar un estrés hídrico se haga algún día antes de la hora marcada. También observaremos el cielo, no es lo mismo regar días con un sol en su total plenitud, que días con cielos cubiertos de nubes o temperaturas frías. En estos casos podremos regar por la mañana, pero antes de las once de la mañana. Más tarde de esa hora las plantas tampoco aprovechan suficientemente el riego, sobre todo en días de verano, por la enorme evaporación que se produce.
Regar a partir de las once de la mañana supone un derroche de agua, más por la gran intensidad lumínica existente que por las altas temperaturas. Por la noche no es muy recomendable regar las plantas, ya que algunas de ellas no les gusta pasar la noche recién empapadas de agua. Si no tenemos más remedio sería preferible hacerlo a primera hora del día, para coincidir con el día que es cuando la planta tiene más demanda de agua. Lo más importante es realizar riegos profundos, es decir, no regar solo la parte superficial, sino también las raíces y capas profundas de la tierra.
Si regamos superficialmente tenemos el peligro de hacer que las raíces principales de la planta se desarrollen débiles y de que las más finas. Poco a poco se vayan fijando a la superficie del suelo, de manera que las plantas se resientan mucho antes de la falta de humedad. Es preferible regar una sola vez pero profundamente que regar a diario pero solo de manera superficial. Acostumbra a las plantas a poco riego para que busquen el agua en profundidad, 2 ó 3 riegos a la semana, por ejemplo.
Usa el agua de lluvia
Para ahorrar agua, podemos intentar recoger el agua de lluvia, con un aljibe, estanque o bien en depósitos o recipientes grandes. Tendremos en cuenta el diseño del jardín agrupando las especies según su demanda de agua. Elegir especies autóctonas que con la lluvia pueden vivir sin precisar riego alguno, ya que están adaptadas a las precipitaciones de la zona. También existe la posibilidad de seleccionar especies que sean resistentes a la sequía por lo tanto habrá que regarlas menos.
Sombrea el terreno y la raíz
Podemos crear sombras en el jardín mediante árboles o plantas trepadoras haciendo con ellas una especie de toldo para así poder proteger nuestro cultivo del sol. Tendremos en cuenta el condicionante del viento, ya que reseca mucho las plantas y el suelo, protege tu cultivo del viento mediante cortavientos; con setos, masas de árboles, arbustos y trepadoras, brezo, mimbre o cañizo.
Ahorra agua por el planeta
Sequía, competencia por el agua, erosión, hierbas no deseadas, laboreos costosos e ineficientes, graves problemas difíciles de encontrar una solución que satisfaga a todos. Se necesita una reforma política de agua para evitar la escasez severa de este recurso a nivel nacional, regional y local. La cual deprimirá la producción agrícola y empeorará los problemas de salud asociados con el agua. El agua es abundante globalmente, pero escasa localmente. De los 1.360 millones de kilómetros cúbicos de agua del planeta, el 97 por ciento está en los océanos. Tres cuartas partes del agua dulce se encuentra en glaciares e icebergs, otra quinta parte son mantos acuíferos y menos del uno por ciento está en lagos y ríos
Casi dos tercios del agua dulce renovable que es suministrada por la lluvia anual que cae sobre la tierra se evapora. Mucha de la lluvia que se transforma en escorrentía se pierde en inundaciones. Dado el uso actual de 4.000 kilómetros cúbicos de agua a nivel global, los restantes 14.000 kilómetros cúbicos efectivos de agua de escorrentía serían suficientes para satisfacer la demanda en el futuro previsible, si las ofertas estuvieran distribuidas igualmente entre la población del mundo. Sin embargo, el agua dulce está distribuida de manera extremadamente desigual entre países y entre estaciones. ¿Cuándo llega a ser un problema la escasez de agua?
La sequía, una amenaza real
Los analistas del agua usan la siguiente regla simple: los países con recursos de agua dulce de 1.000 a 1.6000 metros cúbicos per cápita por año enfrentan presiones por el agua, con problemas importantes en los años de sequía. Se considera que los países tienen escasez de agua cuando los recursos internos anuales de agua renovable son menores de 1.000 metros cúbicos per cápita/año. Por debajo de este umbral, la disponibilidad del agua se considera como una restricción severa para el desarrollo socioeconómico y para la calidad ambiental.
Actualmente, se considera que hay unos 30 países con presión por el agua, de los cuales 20 sufren escasez absoluta de agua. Para el año 2020, el número de países con escasez de agua se acercará a 35. También es motivo de preocupación que virtualmente todos los países en desarrollo. Aún aquellos con suficiente agua a nivel agregado, sufren deficiencias estacionales o regionales debilitantes, las cuales deben ser resueltas con urgencia.
¿Para qué necesitan el agua las plantas?
El agua, para las plantas, es a la vez medio de transporte y componente básico de su organismo. Un alto porcentaje de las hojas, tallos, flores, frutos y raíces es agua, que es el medio adecuado para la actividad celular. El agua es la sangre de la tierra y, en definitiva, de las plantas. Se trata del líquido básico, precioso y al mismo tiempo sutil, del que dependen la mayoría de procesos biológicos. Junto al aire, la tierra y la luz (calor, fuego) suponen los cuatro elementos clásicos. El agua es el elemento en que se disuelven las sustancias nutritivas presentes en la tierra. Facilita, tanto su absorción por parte de las raíces como también permite y estimula la proliferación de microorganismos y de las micorrizas. Estas se encargan de asimilar estos elementos “químicos brutos” y nutrir con ellos a las plantas.
El agua, al circular desde las raíces hasta las hojas -y de ahí a la atmósfera por la transpiración- distribuye los nutrientes que transporta disueltos, al tiempo que sirve de refrigerante. Evita así que las hojas se calienten excesivamente bajo el sol. El agua en las plantas, también en los ecosistemas, se comporta de forma parecida a los nutrientes minerales. Circula continuamente con velocidades muy variadas, pero no es un nutriente más, es un compuesto. Un compuesto aparentemente nada complejo, presente en toda la biosfera, que con su especial comportamiento (puntos de fusión y ebullición, calor específico, tensión superficial, presión de vapor, viscosidad, constante de disociación iónica) determina las condiciones de la vida y configura nuestro paisaje: las nubes, el mar, los ríos, los valles, la nieve, la erosión glaciar…
Que artículo mas completo y dices algunas frases muy bonitas te felicito.
Es necesario tener una educacion conciente de como cuidar nuestro mediombiente, me parece importante los estudios que estan realizando para desarrollar un modo de cuidar nuestro ecosistema. gracias.
Un artículo muy interesante pero discrepo con el agradecimiento al final del mismo, la «madre tierra» no es un ser vivo en si, es un complejo e interacción… si se desea agradecer hacerlo con el creador de la «Madre tierra», si es que creen en El.