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Ya hemos dejado atrás el periodo de máximo calor, el aire de la mañana y de la tarde ya no se respira igual, tiene un aroma particular, ya no escuchamos las rechinantes tardes de grillos y cigarras. El aire está perfumado con un ligero mal olor a descomposición y hojas caídas, que desaparece completamente al mediodía, bajo los todavía ardientes rayos de sol.

Nuestros antepasados celebraban la entrada del otoño el día 24 de Agosto que era cuando comenzaba la fiesta del apóstol Bartolomé. Y en cierta manera, en esta fecha se acerca un poco más al otoño dejando escapar la capa estival. A quien no se le remueve el corazón observando los bellos amaneceres y atardeceres de los días de septiembre y octubre, uno se conmueve cuando escucha las dulces melodías de las hojas secas arrastradas por el viento, los bosques adquieren tonos ocres y rojizos en lugar del verde ante la mirada atenta de nuestros ojos, se siente la humedad del rocío de las mañanas y la escarcha de las noches.

Bosque lleno de árboles con hojas amarillas y cayendo
La estación de otoño en la naturaleza

Época de preparación y reciclaje

Este aroma otoñal tiene por origen una “metamorfosis” profunda de la vida de la tierra. De forma parecida a como sucede en primavera, las bacterias del suelo y otros microorganismos se dedican a transformar los desechos vegetales caídos durante el verano. Pero esta metamorfosis es diferente a la de primavera: en este momento, nada se construye, todo se está preparando para sufrir el frío y la humedad del invierno. Este proceso que comienza con la caída de las hojas, semillas y frutos, llega hasta momentos muy avanzados del otoño, a fin de poder entregarlo a las fuerzas del invierno.

El gran misterio del otoño, es que no existe ninguna región de la tierra donde se pueda decir: “¡aquí reina un otoño perpetuo!”. Existen seguramente regiones en donde reina una eterna primavera, un eterno verano, un eterno invierno, pero no existe ningún lugar donde el otoño sea eterno. ¿Y por qué es esto así? Porque el otoño es la estación de la metamorfosis… El otoño es la época en que se reanuda la actividad a nivel del suelo, y es cuando debemos de ir planificando y diseñando los huertos y las parcelas para plantar al año siguiente.

Fertilizar y preparar el suelo

El otoño, con Luna descendente, es la mejor época para nutrir la flora y la fauna (micro y macro) del suelo. Todo aporte de fertilizante es bienvenido en este momento. Hablamos naturalmente de los auténticos abonos que nutren de verdad el suelo y lo enriquecen, no en las modernas sales llamados “abonos” químicos de lenta liberación que drogan los suelos, los debilitan y petrifican. Nos referimos a los abonos hechos con compost y a los diferentes mantillos, todas las tareas de trabajo de roturación de la tierra, así como las labores destinadas a enterrar materias orgánicas, deben realizarse preferentemente en otoño. La vitalidad de los suelos se ve estimulada si los trabajamos en otoño, con Luna descendente y mejor aún si es después del mediodía, si realizamos trabajos profundos en el suelo hará que se abran los suelos a la atmósfera, recibiendo así el aire y las fuerzas estructurantes celestes, lo que fortalecerá la vida microbiana subterránea.

Cuando se acerca el otoño, es el momento adecuado de recoger los restos de cosecha y utilizarlos para empezar hacer un nuevo montón de compost, retirar los acolchados de paja del suelo ya que es una época en la que ya abundan las lluvias, en zonas frías protegeremos las plantas ante posibles heladas, y seguiremos aplicando la decocción de cola de caballo cada quince días a nuestros cultivos de invierno y a las plantas que aún no hayan sido cosechadas.

Cosechando en otoño

Para recolectar la planta de cannabis, lo ideal es cosechar en días de flor (constelaciones Géminis, Libra y Acuario), también se han obtenido buenos resultados en días de fruto (constelaciones Aries, Leo y Sagitario) en estas constelaciones se dan las fechas más favorables para recoger las plantas de las cuales queramos obtener buenas semillas, siempre evitaremos días de hoja (constelaciones Cáncer, Escorpio y Piscis), nodos lunares, el perigeo y días nefastos que vienen señalados en el calendario lunar. Hay que diferenciar la Luna creciente de la Luna menguante y tener en cuenta que con la Luna menguante, la vitalidad de las plantas decrece con la luz de la Luna, y ello es en provecho de su energía específica.

Planta en maceta con hojas amoratadas
Planta en maceta

La planta tiene menos vitalidad pero colores, olores y sabores son más perceptibles. Las propiedades dietéticas o medicinales son más pronunciadas. La conservación de la planta en su estado fresco es más difícil, cuanto más nos acercamos a la Luna nueva las plantas tienen más tendencia a secarse y al mismo tiempo afinan sus aromas. Una planta recogida en este período conservará mejor las propiedades medicinales, podemos hacer una prueba que consiste en recoger en una fecha flor con la Luna creciente parte de la planta y dejar el resto para cosechar en una fecha flor y con la Luna menguante para así observar en que fecha nos gusta más como quedan los cogollos diferenciando los aromas, sabores, aspecto final del cogollo, etc.

Otro ciclo diferente es el de la Luna ascendente y Luna descendente; en la Luna ascendente hay más savia, por tanto hay más actividad por encima del suelo en la parte aérea de las plantas. Pero en estas fechas es preferible evitar la recolección de plantas para secar, ya que con la Luna ascendente tardará más en secarse lo que puede dar paso a la proliferación de hongos y bacterias, en el caso de que no tuviéramos más remedio que recolectar en estas fechas lo haremos por la mañana antes de las 12 h. la influencia del Sol se hace sentir llevando la actividad de la planta hacia la parte baja. Con la Luna descendente es el momento adecuado para recolectar raíces o bien partes aéreas que se quieran secar rápidamente. “Os deseo a todos una feliz y dulce cosecha”, que aproveche…

Largos son los meses y los años en su origen, pero las personas los acortan apresurándose. Cielo y tierra están vacíos en su origen, pero el pueblo llano los hace estrechos. Las cuatro estaciones son serenas en su origen, pero la gente que alborota y se preocupa las convierten en un fastidio”.

Huanchu Daoren s. XVII

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